Okja
- Luis Hernández
- 7 jul 2017
- 3 Min. de lectura
5.6/10

"Okja" es una película de 2017, dirigida por Bong Joon-ho y estelarizada por Tilda Swinton, Paul Dano, Ahn Seo-hyun y Byun Hee-bong.
La historia comienza en 2007 con la renovación de la Corporación Mirando, una empresa que se dedica a la producción de alimentos, conocida por su mala reputación, pero la nueva directora general, Lucy Mirando, se encargará de mejorar la imagen de la corporación creada por su padre.
Para lograr esto, repartieron 26 supercerdos a granjeros a lo largo del mundo; una nueva generación natural de cerdos gigantes que son el futuro de la alimentación humana. En 10 años revisarán el crecimiento de los cerdos y el ganador será llevado de vuelta a las instalaciones principales de Mirando.
Los 10 años han pasado y encontramos a Okja, un supercerdo que ha crecido feliz al lado de la pequeña Mija en las montañas de Corea del Sur, pero no por mucho. El plazo se ha cumplido y la Corporación Mirando reclama lo que es suyo.
Mija tendrá que viajar al otro lado del mundo para traer de vuelta a casa a su gran amigo.
Una aberración.
Esta película tenía todo, absolutamente todo para ser una película fuera de serie, un clásico instantáneo... pero no.
Tenía la técnica y la tecnología para ser una gran historia para pequeños y adultos, una historia encantadora. Básicamente pudo ser una película de carne y hueso con el encanto del Estudio Ghibli... pero no.
La dirección es buena, excelentes efectos, excelente diseño de producción, paleta de colores. Todo muy bien hecho, hasta que llega el problema del guión y la historia.
Al principio todo se desarrolla con normalidad, nada fuera de lo común e incluso pudo haber sido una película promedio sobre el cliché de la malvada corporación, pero decidió ir por más.
El gran, el enorme problema reside en los esfuerzos de Bong Joon-ho por hacerte ver la maldad de los mataderos de las grandes corporaciones.
No se trata de una película que quiera dar un mensaje por medio de una buena historia y dejando espacio al espectador para reflexionar. No. Se trata de una película que recolecta pedazos de historia siempre con el objetivo de mandar su mensaje, metiéndoselo a la fuerza al espectador a como dé lugar y cueste lo que le cueste.
En principio muestra una criatura diseñada específicamente para parecer linda y que la audiencia la adore instantáneamente, luego nos hace creer que la niña y el cerdo tienen una hermosa y fuerte relación, aunque una vez que lo pensamos por un segundo, Mija y Okja sólo comparten 20 minutos en pantalla, lo más lejos que llega esta supuesta y muy profunda relación es una vieja fotografía. No los vimos crecer juntos, no los vimos en la buenas y en las malas. Sólo vimos un día de su vida y ahora debemos suponer que es lo más importante en su mundo.
Posteriormente, cuando Mirando ya tiene a Okja en su poder, la película hace todo lo posible para que los odiemos. Lo hace de una manera descarada, de una manera grotesca y maliciosa hacia su audiencia.
El proceso de reproducción en la crianza de animales es algo lógico, incluso en las grandes industrias granjeras, pero la película lo pinta LITERALMENTE como una fuerte, fuertísima escena de violación en prisión, lo cual sólo debería hacer sentir mal a los realizadores, a nadie más.
Y como aún no era suficiente, justo al final, añaden otro cerdo bebé aún más tierno que logra escapar de las malvadas manos corporativas para ser libre en la naturaleza. Muy sutil...
Por si todo esto fuera poco, hicieron que el buen actor Jake Gyllenhaal diera uno de sus peores trabajos, con una atroz sobre actuación que molestaría incluso a los actores de una horrible telenovela.
Así que lo que pudo haber sido un hermoso y mágico viaje infantil, termina siendo un pataleo desesperado y descarado que no deja de gritar LAS CORPORACIONES SON MALAS en nuestra cara durante 120 minutos. Asquerosa propaganda que se coló en festivales y hace creer a las masas que está haciendo arte.
No estoy en contra del mensaje de la película, estoy en contra del desparpajo que tiene la cinta al golpearte el rostro para causar efecto en lugar de contar una historia.
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